jueves, 31 de mayo de 2012

( se volvió a subir porque de alguna forma se borro) Ensayo literatura hispanoamericana - Argemiro Bustos

Un pequeño atisbo sobre las verdaderas raíces de la literatura Latinoamericana

Pretender realizar un estudio riguroso sobre la literatura Latinoamericana que abarque un panorama global, completo y complejo sobre la vida y obra de sus representantes, requiere, no solamente de bases literarias y liricas para analizar tan intrincada visión y estilo disímil entre cada uno de los escritores americanos, sino también una perspectiva general-histórica que brinde un soporte contextual a la biografía del autor, que no solo otorgará fundamentos teóricos para comprender la obra, sino que en si misma justificara, aclarara y valorará mucho más la producción que nuestros grandes eruditos coterráneos nos dejaron, no como legado histórico o cultural, sino más bien como un árbol genealógico que nos indique a qué lugar pertenecemos, que se piensa en esta tierra y que clase de seres somos en esta parte del universo donde antes no se sabía escribir, según las reglas europeas que enclaustraban el alma en una morfosintaxis diacrítica y metódica, pero si se expresaba con el espíritu, se escribía con el sentimiento honesto y sin miramientos a la contemplación idílica de la belleza sepulcral que escondían los rituales al cultismo y a la tergiversación de sentimientos entre otras manías artísticas propias de Europa.

En América, según la visión de nuestros vecinos monárquicos, solo existían animales iletrados dispuestos para labores serviles y doctrinales, por lo que ellos mismos se auto designaron ilustres embajadores de la cultura y la iluminación, trayendo la encomienda de Homero y Dante hasta nuestras tierras de llenar de luz los rincones lúgubres de la ignorancia, y es precisamente esto lo que terminaron haciendo nuestros respetados hidalgos con nombres falsos y pasados castrados, ignoraban que desde mucho antes, acá, en la tierra de la libertad, también teníamos un sistema de escritura, pero a diferencia de ellos, no necesitamos de siglos y siglos de oscurantismo reservados para una imprenta Gutembergiana que los liberara, sino que desde el mismo momento de gestación literaria, ya se imprimía el sentimiento visceral y místico en el alma de un ser fusionado, más que emparentado, con su tierra. Acá las letras se escriben con tinta sangre, con la pasión propia en las venas y bajo la inspiración y visión pleyadica de un merodeador taciturno que valora cada angulo de su rincón en el mundo, cual espectador Borgiano de un Aleph que conforma cada una de las regiones de una América indomable, sometida quizás por las armas, pero nunca por las letras.

Por este pequeño error en la concepción de cultura y conocimiento, se emprendió, en el afán de destruir la ignorancia, más que por el amor a la educación, el despojo, no solo de nuestros bienes materiales, sino también de nuestros bienes intelectuales, pues no se puede valorar lo que no se conoce; y nuestros inquisidores visitantes solo apreciaban el sonido del oro y no el oro del sonido que emergía de las selvas vírgenes en cada mente nativa, por lo que la arremetida e imposición de la nueva cultura occidental trato de apaciguar las olas de un océano que no tenía dueño.


Pronto hombre lucidos, más por el contacto con el paraíso terrenal americano que por las bases teóricas aprendidas en sus lustros académicos de antaño, trataron de recuperar la valiosa herencia que se concibió alguna vez en una tierra que se negaba a engullir sus hijos en sus propias entrañas, así que la labor de la reconstrucción inmaterial tomo su tiempo pero dio sus frutos, recuperando invaluables obras de nuestros antepasados, entre los cuales podemos mencionar a: Bulira, el Popol Vuh, los poemas de Netzauathl coyotl entre otras piezas que nos conectan con nuestras raíces ancestrales y permiten a nuestros impávidos testigos oculares, reconocer que no les debemos nada, que no nos trajeron nada que no conociéramos, más bien ellos se llevaron y se siguen llevando los nutrientes y las aseveraciones que les permitieron saber que no estaban solos en este mundo, que tienen al dios inti para girar en el cuándo ellos aun pensaban que este giraba sobre ellos, pues esa es su costumbre, seguir los haces de luz que se manifiestan en el etéreo crepúsculo de su viejo continente, viejo de tratar de comprenderse, pues no les alcanzo siglos de clasicismo, de renacimiento, de barroco, ni todo el oro del mundo para poder entender y responder la pregunta platónica que Inti respondió. Quizás por eso hoy vemos representantes astrales que con fuerza de atracción mantienen el flujo constante del universo en devenires cataclísmicos en sus esquemas mentales, quizás ellos siguen girando alrededor del sol, quizás el sol sigue teniendo muchos nombres para ellos, quizás el sol hoy por hoy tiene 6 apellidos reconocidos en sus anales del tiempo: Mistral, Asturias, Neruda, Márquez, Paz y Llosa.


AUTOR: ARGEMIRO BUSTOS GOMEZ

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