Investigadores
del Reino Unido bombearán agua hasta casi un kilómetro de altura en la
atmósfera, a través de una manguera suspendida, para intentar mitigar los
efectos del calentamiento global, de acuerdo a la revista Scientific American.
El experimento es
la primera gran prueba de un sistema hidráulico que algún día podría arrojar
partículas de sulfato en la estratosfera a una altitud de 20 kilómetros, con el
apoyo de un globo de hidrógeno del tamaño de estadio deportivo.
El objetivo es
aplicar la geoingeniería, o la "deliberada manipulación en gran escala del
medio ambiente a nivel planetario", en palabras de la Royal Society de
Londres, que presta asesoramiento científico a los responsables del
experimento. En este caso, los investigadores están tratando de recrear los
efectos de enfriamiento de las erupciones volcánicas en la Tierra de forma
artificial.
La prueba con un
costo de 30 mil dólares, forma parte de un proyecto llamado "inyección de
partículas estratosféricas por Ingeniería Climática (SPICE en ingles) y se
inspira en la erupción en 1991 del Monte Pinatubo en Filipinas, en la que el
volcán arrojó 20 millones de toneladas de partículas de sulfato en la
atmósfera, enfriando a nuestro planeta 0.5 grados centígrados durante 18 meses.
Si las pruebas
tienen éxito, el artefacto que consiste de un globo y una manguera, se podría
utilizar para inyectar partículas adicionales a la estratosfera, lo que
reflejaría una poco más de la energía del sol al espacio, esperando poner freno
a algunos de los efectos del calentamiento global.
"Esta es una
de las primeras veces que los científicos han aplicado la geoingeniería fuera
del laboratorio. Todavía estamos a décadas de distancia, a décadas de que la
geoingeniería se haga realidad", señaló Matthew Watson uno de los
científicos participantes del proyecto.
Watson dijo que
su equipo todavía tiene que determinar las sustancias que funcionan mejor para
reflejar la luz solar, deben determinar cuánto se necesita para tener el efecto
adecuado y las posibles consecuencias no deseadas de la inyección de partículas
en la atmósfera, como la lluvia ácida, el agotamiento de la capa de ozono o la
interrupción patrón climático.
Las pruebas se
realizarán a partir de octubre y se centraran en el empleo de un globo
aerostático, una manguera y una bomba mediante la cual inyectaran agua hasta un
kilómetro de altura, para probar la viabilidad de esta tecnología.
Aunque las pruebas del próximo mes con agua se espera que sean inofensivas, varios grupos ecologistas han criticado el plan y la geoingeniería en general. El año pasado, la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica emitió una declaración que prohíbe la investigación de geoingeniería que pueda afectar la biodiversidad.
Inglaterra aceptó
esa declaración, pero el experimento SPICE no viola ningún acuerdo
internacional debido a que se realiza a pequeña escala, señaló Jason
Blackstock, físico del Centre for International Governance Innovation.
HORTENCIA B.
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